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Historia Publication logo Agosto 4, 2023

Legal Loopholes Allow Mennonites to Deforest Peruvian Amazon (Spanish)

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Sects are occupying spaces in the Amazon forests and are even one of the main threats to a central...

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An English summary of this report is below. The original report, published in Spanish in Convoca, follows.



In order to make land available for living and farming, the Mennonites have cut down trees in large areas of the Amazon. Image by Hugo Alejos.

Mennonites and thousands of colonists use loopholes and confusion in the agrarian laws to deforest the Amazon forests. Until October 2022, the norms established conditions to legitimize deforested land, which, far from preventing forest loss, ended up promoting it. After publishing the first part of this story, we now explain how this religious group rehearses legal arguments to defend itself against serious accusations of deforesting more than 4,800 hectares in the Peruvian jungle.


The history of the arrival of Mennonites in Peru is not very different from that of other Latin American countries. According to a Belizean resident, who prefers not to be identified and who now lives in Chipiar (a Mennonite colony located on the border of the Ucayali and Loreto regions, in the Peruvian jungle), when they began looking for a new place to migrate, officials from the Peruvian consulate in that country told them about vast unpopulated areas that needed to be developed, put into production. Where were these areas? In the Amazon.

This migrant's version is similar to the one told by Medelú Saldaña, who advises the Mennonites of Tierra Blanca, and to the information gathered in the field during the report by Daniel Yovera of Epicentro a few months ago. "They have come to an agreement with the government, they come with the law on their side," Saldaña reaffirms.


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Brechas legales permiten que los menonitas deforesten la Amazonía peruana

Los menonitas y miles de colonos usan vacíos y confusiones en las leyes agrarias para deforestar los bosques amazónicos. Hasta octubre de 2022, las normas establecían condiciones para legitimar terrenos deforestados, que lejos de prevenir la pérdida boscosa terminaron por promoverla. Luego de publicar una primera parte de esta historia, ahora explicamos cómo este grupo religioso ensaya argumentos legales para defenderse de graves acusaciones por depredar más de 4.800 hectáreas en la selva peruana. 


La historia de la llegada de los menonitas al Perú no es muy diferente de la de otros países de América Latina. Según un residente de Belice, que prefiere no ser identificado y que ahora vive en Chipiar (colonia menonita ubicada en el límite de las regiones Ucayali y Loreto, en la selva peruana), cuando empezaron a buscar un nuevo lugar para migrar, funcionarios del consulado peruano en ese país les hablaron de extensas zonas despobladas que requerían ser desarrolladas, puestas a producir. ¿Dónde estaban esas zonas? En la Amazonía

La versión de este migrante es similar a la que nos relató Medelú Saldaña, quien asesora a los menonitas de Tierra Blanca, y a la información recogida en campo durante el reportaje que elaboró Daniel Yovera, del medio Epicentro, hace unos meses. “Ellos han llegado en arreglo con el gobierno, vienen con la ley de su lado”, reafirma Saldaña.

De acuerdo con el relato del migrante de Belice, los menonitas de Bolivia, que ya manejaban mejor la legislación agraria de ese país, tomaron contacto con funcionarios del Perú y encontraron la forma perfecta de migrar: el marco migratorio del Mercado Común del Sur (Mercosur). Los menonitas llegados desde Bolivia tienen en su carné de extranjería la referencia a este documento.


Los menonitas que llegaron a Perú provienen principalmente de otras colonias de Bolivia y Belice. Imagen de Hugo Alejos.

El Foro Especializado Migratorio del Mercosur y Estados Asociados (FEM) es el espacio de discusión y acuerdo de la movilidad humana en esta parte de Sudamérica. Gracias a este acuerdo, se permite a una persona nacional del Mercosur o Estado Asociado radicarse en otro país del bloque con igualdad de derechos y libertades civiles, sociales y económicas”. Bajo estas condiciones, la migración de los menonitas tenía el respaldo de los tratados migratorios vigentes y el trámite en la oficina peruana de migraciones se volvía más sencillo.

En los últimos meses del segundo gobierno aprista de Alan García, a inicios de 2010, una comisión menonita llegó a Lima para empezar las coordinaciones con la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) del Perú. La visita era para obtener el ‘privilegio’ de parte del Estado peruano y contar con las facilidades para la adquisición de tierras en la Amazonía. 

El privilegio es un acuerdo, generalmente suscrito con el Gobierno de los países donde se establecen las colonias menonitas, en el que se les exime de participar en cualquier actividad militar, el respeto a sus tradiciones, educación, cultura y religión. Es una condición para que los menonitas inicien sus migraciones masivas a un país o región.

En julio de 2010, asumió la presidencia del Perú OIlanta Humala Tasso y los trámites iniciados por los menonitas demoraron hasta el 2012, lo que fue el primer obstáculo serio desde su llegada al Perú, ya que no pudieron lograr un acuerdo con el gobierno peruano para obtener los beneficios estatales que habían obtenido antes en otros países, es decir, el privilegio.

Entre 2012 y 2014, los representantes de los futuros colonos se acercaron al Gobierno Regional de Huánuco, con el apoyo de los contactos que habían hecho en Lima. A finales de 2014, se firmó un convenio entre ese gobierno, Jhonny Miraval Venturo y la Iglesia Menonita del Perú, representada por Jaime Montalván Torrejón, quien obraba bajo poder extendido por el ciudadano canadiense Isaak Driedger, el mexicano Enrique Enns Rempel y el beliceño Peter Wieler, todos residentes de una colonia menonita de Santa Cruz, en Bolivia. Tiempo después, Montalván saldría a la luz como uno de los presuntos miembros de una organización criminal de tráfico de tierras, que estaría encabezada por Isaac Huamán, quien estuvo a cargo de la Dirección Regional de Agricultura de Ucayali.

Imagen cortesía de Convoca.

Según el testimonio brindado ante la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente de Ucayali (FEMA) por el menonita Franz Ems, uno de los líderes menonitas y de los primeros en llegar al Perú, Montalván intentó venderles terrenos en Pucallpa (Ucayali) pero, al ser una operación ilegal, no accedieron. A inicios de 2014, se fundó Österreich con unas 25 familias que se asentaron en el distrito de Honoria, en la localidad de Antigua Honoria, en Huánuco. Sin embargo, el asentamiento no duró mucho. 

Entre 2015 y 2018, 40 familias menonitas estaban posicionadas en el kilómetro 19 de la Carretera Federico Basadre, en el Fundo Tauro. Entre 2017 y 2018, se empezaron a trasladar a Tierra Blanca, Loreto, en busca de nuevas zonas para expandirse. Hasta ese momento, la ocupación de las tierras no había requerido ninguna deforestación.

Luego de apartarse de Jaime Montalván, Franz Ems tomó contacto con el ingeniero Eduardo Chafloque Urbina, quien los asesoraba con los trámites para adquirir terrenos. Sin embargo, poco después, los menonitas se dieron cuenta de malos manejos de este ingeniero. De acuerdo con sus declaraciones ante la Fiscalía de Nauta, “Chafloque les jugaba chueco”.

El líder de Wanderland, Abram Thiesen Redekop, llegó al Perú entusiasmado por el peruano Edwin García, quien le manifestó sobre la existencia de tierras libres en este país. García iba regularmente a Bolivia para comprar la producción de los menonitas. Los colonos de Wanderland proceden de la colonia Nueva Esperanza de Bolivia.


Imagen cortesía de Convoca.

La ocupación de Tierra Blanca, en Loreto, se produce en tierras aprovechadas forestalmente por el maderero Augusto Granda Daza, dueño de las empresas madereras K&B Company SAC y Grand Ucayali SAC. Esta última empresa, según los registros del Sistema de Información Forestal (Sisfor), aprovechaba madera de diversos predios en la zona desde 2014. Grand Ucayali fue sancionada y multada en 2016 por extraer maderas no autorizadas en su plan operativo aprobado.

De acuerdo con las versiones de los menonitas de Tierra Blanca, Granda les presenta a Chafloque. Allí contactan a Ponciano Ruiz Alvarado, quien también les ofreció tierras. El acuerdo entre Granda y Ruiz es una mezcla de donación y venta de los terrenos de Tierra Blanca, unas 3,000 hectáreas. La donación fue a cambio de los terrenos que las familias menonitas tenían en Campo Verde, en Ucayali. Aunque la movilización de los menonitas se da durante el 2018, la deforestación se inicia en 2017, siguiendo el mismo patrón de ocupación rectangular en todos sus espacios.  

La llegada de los menonitas a Tierra Blanca no fue una sorpresa para sus habitantes, ya que previamente tuvieron dos reuniones con las autoridades locales. La primera ocurrió el 26 de noviembre de 2016 y la segunda, el 25 de abril de 2017. En esas fechas se reunieron con el alcalde delegado Jorge Díaz Ruiz, el juez de Paz Jaime Chávez Dávila, Ponciano Ruiz Alvarado y otros líderes locales. 

En las reuniones se acordó que los menonitas eran bienvenidos y que, en retribución, habilitarían nuevos caminos, un pequeño aeropuerto y apoyarían en algunos temas menores, según consta en el acta de 2016. También es explícita la autorización de los pobladores de Tierra Blanca para que 50 familias menonitas lleguen a la zona. A esa reunión asistieron los primeros 20 menonitas que formarían Wanderland que, ahora ya cuenta con 98 familias.

En el proceso de compra de las tierras de Tierra Blanca, luego de ser engañados por Ruíz y Chafloque, los menonitas contrataron los servicios de Alejandro Quispe Alvarez, un ingeniero recomendado por los vecinos de Tierra Blanca.

La manifestación de Franz Ems es clara al indicar que en los terrenos donde se instalaron sí había bosques, pero también extensas zonas de campamentos, plantaciones de plátanos, y que los bosques ya habían sido explotados, extrayendo toda la madera valiosa. Esa versión coincide con la documentación que consta en el Sisfor, la cual puede constatarse en línea, haciendo la consulta por el número de contrato.


Captura de pantalla del portal SISFOR con información del registro de los predios aprovechados por Grand Ucayali. Imagen cortesía de Convoca.

Otro detalle importante de la declaración de Franz Ems es que ellos sí eran conscientes del trámite de cambio de uso y no querían violar las leyes peruanas, por lo que pidieron a sus líderes que hicieran las consultas con las autoridades. Sin embargo, de acuerdo con su manifestación, los ingenieros que los asesoraban, Chafloque entre ellos, les indicaron que estaban en una zona sin ley, sin Estado, y que siendo terrenos pequeños, no habría ningún problema. 

Ems declaró que, según los ingenieros, con el título de propiedad era suficiente para ocupar la tierra y realizar agricultura. No se ha hallado modo de confirmar esta versión con Chafloque.
 
Ante el fiscal de Nauta, los menonitas de Tierra Blanca afirmaron que ellos no queman el bosque, que usan la madera como material de construcción para sus casas y puentes, y también como leña para sus cocinas. Sin embargo, reconocieron que cada uno limpia su terreno, talando con motosierras y, a veces, apoyados por maquinaria pesada.


El Ministerio Público investiga a los menonitas en el Perú por la deforestación masiva que han causado en la Amazonía. Imagen de Hugo Alejos.

El 3 de diciembre de 2021, el fiscal José Luis Guzmán Ferro asumió el caso menonita de Tierra Blanca, y formuló una ampliación de la investigación iniciada en septiembre de ese año. Guzmán consideró a 200 menonitas de las colonias Wanderland, Osterreich y Providencia en la investigación. 

Adicionalmente, el fiscal emprendió acciones legales contra la Colonia Menonita Cristiana Agropecuaria Gnadenhonff Reinlander Bemboya (la titular de Chipiar), en Nueva Requena (provincia de Coronel Portillo, departamento de Ucayali), para lo cual convocó a instituciones regionales y de Lima. 

Medelú Saldaña, asesor de las colonias menonitas de Tierra Blanca, indica que las acciones fiscales no tienen asidero, bajo la premisa de que se ha deforestado sobre tierras ya tituladas, con aptitud agropecuaria, por lo que el cambio de uso de la tierra no era necesario. También añade que los menonitas son objeto de una suerte de persecución religiosa y que se ensañan con ellos ya que, siendo extranjeros, la gente presume que son adinerados y que, por ello, han sido engañados y estafados en varias oportunidades. 

“Mira, los menonitas no son malas personas, han venido a traer desarrollo, a dar ejemplo, a trabajar. Ese es el ejemplo que necesita nuestra gente. Acá en Tierra Blanca, ¿acaso alguien nos ha venido a capacitar, a enseñar de la gran agricultura? Ellos nos están enseñando, nos están apoyando. Eso queremos nosotros, salir adelante, como ellos, y tener una producción que nos haga vivir decentemente, no de migajas”, dice Saldaña.

En Tierra Blanca, los menonitas se han ido adaptando a las rutinas de los vecinos. Saben que la convivencia pacífica y la colaboración, sin romper su segregacionismo, es clave para ser aceptados y prosperar en nuestra Amazonía. La gente de los pueblos cercanos a Wanderland y las otras colonias menonitas de Tierra Blanca aprovecha los domingos para pasear por las tierras de los menonitas. 


Los menonitas usan la madera para construir sus viviendas y como leña para sus cocinas. Imagen de Hugo Alejos.

Otro proyecto de los menonitas es acelerar los trámites para abrir la pista de aterrizaje para avionetas en Tierra Blanca. El fallecimiento de la esposa del líder de la colonia Wanderland, hace unos meses, conmocionó a los menonitas. La mujer murió por complicaciones de parto, que no pudieron ser atendidas en Pucallpa, debido a la demora en la evacuación desde la colonia hasta el Hospital Regional de Ucayali.

Este proyecto es respaldado por la población de Tierra Blanca, así como la intención de mejorar el camino que los une con Huimbayoc (departamento de San Martín), otro sueño de los agricultores locales, con el fin de alcanzar mejores mercados para sus productos. Este no es un proyecto nuevo y se viene gestando desde los gobiernos locales de los distritos de Sarayacu, Loreto, y de Huimbayoc en San Martín. El proyecto podría causar una mayor deforestación en la zona, así como aumentar el riesgo de afectación al Parque Nacional Cordillera Azul, muy cercano a la vía, como lo manifiesta Sidney Novoa de ACCA. Los daños a los bosques por esta carretera ya superan las 11,500 hectáreas.

Para el mapa que se muestra a continuación y la estimación de los caminos forestales asociados, se utilizó la información generada por el equipo de Análisis Espacial de las Fronteras Amazónicas (ABSAT) de la Universidad de Richmond, actualizado hasta el 2022 con el apoyo de Conservación Amazónica - ACCA y el programa Servir Amazonía (NASA/USAID).


Imagen cortesía de Convoca.

En Masisea (provincia de Coronel Portillo, departamento de Ucayali), según fuentes de la municipalidad distrital, la producción local de los menonitas, especialmente el arroz, está reduciendo los precios, lo que les empieza a ganar mayores simpatías de la gente. “Esos gringos no se meten con nadie, a las justas saludan, pero trabajan duro y también consumen acá…”, comenta un vecino. El estereotipo del alemán trabajador incansable se empieza a imponer como el modelo a seguir para ucayalinos y loretanos. El aura de progreso y prosperidad que parecen reflejar es algo muy apreciado también por quienes viven en esta zona.

“Ellos vinieron a establecerse en tierras tituladas anteriormente, varias partes eran potreros, pastos para ganadería, no eran bosques”, dice un funcionario de la municipalidad. “Además, están contribuyendo al despegue productivo del distrito. No podemos ser mezquinos con eso”, puntualiza José Vargas,  ingeniero que estuvo a cargo de la Gerencia de Desarrollo Económico, hasta el 2022. Cuando preguntamos por las multas y las investigaciones fiscales, el funcionario solo atinó a decir que ese ya era un tema externo a su conocimiento. “...ya no tienen conflictos con los indígenas, están colaborando con el mantenimiento de los caminos y eso nos ayuda a todos. Caimito [la comunidad nativa del pueblo shipibo en conflicto con los menonitas] ya está en paz con ellos…”, agrega. 

Los menonitas en Masisea, como en Tierra Blanca, se están integrando rápidamente al tejido social local. De acuerdo con Saldaña, ya están inscritos en el registro de agricultores y recibieron también el subsidio para la compra de abono que el Gobierno Peruano está distribuyendo. En Loreto, han conseguido que el Gobierno Regional los integre a los programas de piscicultura, una actividad que ellos desarrollan por primera vez. Por otro lado, representantes menonitas ofrecen capacitar a la población de Tierra Blanca y sus caseríos en cursos prácticos sobre mantenimiento y operación de tractores y reparación de maquinaria agrícola.


En el área de influencia de la carretera deTierra Blanca se perdieron 11.500 hectáreas desde 2001. Fuente: Conservación Amazónica. Imagen cortesía de Convoca.

En Masisea, los menonitas tienen un espacio en la feria dominical, donde ofrecen sus productos, por lo general, a un precio menor del que ofrecen otros comerciantes. “El arroz te lo venden a 3 soles y el de Pucallpa, a 4 soles”, dice un poblador de Masisea.

Los menonitas afirman que no son racistas, pero explican que su religión les impide emparentarse con gente fuera de su grupo; guardar la pureza de su sangre y linaje es tan importante como mantener su credo y su cada vez más relativo aislamiento del mundo ‘moderno'. Es notable el contraste con los menonitas más liberales, como los de Iquitos, integrados y entregados a la misión de captar nuevos feligreses para sus actividades y cultos, a la vez que realizan una importante labor social.

A pesar de ello, la carencia de respeto a las leyes ambientales no puede obviarse. “Desde el Ministerio del Ambiente, estuvimos siempre atentos a la deforestación que causan las prácticas insostenibles de grupos de menonitas en la Amazonía peruana. Estos graves impactos negativos también están generando problemas y daños en otros países. Por ello, es muy importante la actuación de la Procuraduría Pública Especializada en Materia Ambiental del MINAM frente a los graves daños ambientales causados, así como de la Contraloría General de la República sobre las actuaciones irregulares de funcionarios”, dice Mariano Castro, exviceministro de gestión ambiental.


Los menonitas hacen uso del denominado privilegio, que les exime de participar en cualquier actividad militar, y garantiza el respeto a sus tradiciones, educación, cultura y religión. Imagen de Hugo Alejos.

Las eternas brechas del sistema

Lo que manifiestan los menonitas respecto a la ocupación de áreas forestales para convertirlas en tierras agrícolas es un tema espinoso y controversial. Por un lado, cientos de miles de agricultores se han asentado en la selva peruana con la esperanza de conseguir tierras propias donde subsistir y, con suerte, prosperar.

Sin embargo, la capacidad de los suelos amazónicos es, por lo general, muy pobre y requiere de inversiones constantes en agroquímicos para mantenerse productivas, cuando no son las inundaciones estacionales las que renuevan los nutrientes. Ante este problema, los agricultores aprovechan la escasa fertilidad y, cuando ésta se agota, vuelven a migrar. Otra alternativa a la que han recurrido algunos es el cambio de los cultivos poco rentables por otros de muy alto rendimiento, como la coca.

El modelo de producción menonita requiere de una fuerte inversión de capital para aplicar tecnología que afecta al ambiente, como lo ha señalado el experto Marc Dourojeanni. Sin embargo, sus logros son notorios y son vistos como un derrotero de éxito económico en una zona marcada por la pobreza de la agricultura rural.


Los logros conseguidos por los menonitas en la Amazonía en tan poco tiempo son admirados por sus vecinos de zonas rurales marcadas por la pobreza. Imagen de Hugo Alejos.

Gran parte del problema de los menonitas y de otros agricultores migrantes no es el tipo de agricultura o la falta de fertilidad de las áreas forestales, sino la normatividad para cambiar el uso del suelo, de forestal a agrícola o pecuario. Los procesos de cambio de uso de la tierra requieren la autorización de las autoridades agrarias. Sin embargo, en Perú, existe un contrapunto entre las autoridades forestales y las agrarias.

Si una persona quiere conseguir un título para aprovechar terrenos boscosos, debe tener la posesión del terreno, mostrando que ha realizado ‘mejoras’, lo que se traduce en que ha habilitado la zona con una vivienda y áreas cultivadas. Es decir, debe haber iniciado la deforestación del terreno, como lo explica el ingeniero Manuel Arévalo, ex jefe de la sede agraria de Atalaya, Ucayali. 

Cuando obtiene el certificado de posesión, el agricultor debe esperar a que las autoridades agrarias tengan los recursos para plantear la titulación del terreno. Mientras este proceso se realiza, puede deforestar para establecer sus cultivos, empezar a producir y sostenerse. 

El proceso de titulación requiere, entre otras cosas, de la caracterización de los suelos, lo que determina su aptitud agrícola o pecuaria. La entidad encargada de la clasificación de tierras por su "capacidad de uso mayor" (CUM) es la Dirección de Asuntos Ambientales Agrarios (DGAAA) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).

Hasta fines de octubre de 2022, la CUM se determinaba mediante la aplicación de un reglamento que, básicamente, tomaba en cuenta sólo los parámetros de suelo y clima, dejando de lado la cobertura vegetal original. Por ello, si debajo del bosque primario se hallaba una CUM para agricultura y pastoreo, el desbosque no era considerado deforestación. Este tipo de cambios se han aplicado en miles de hectáreas de la Amazonía peruana y también lo invocan los menonitas.

Con ese reglamento, ya derogado, se permitía la reclasificación de tierras con CUM forestal o de protección a tierras agrícolas, si con el estudio técnico se demostraba que esta capacidad se había modificado por la acción del hombre.  Ahí estaba  la salida legal para la deforestación de nuestra selva. 

La norma expedida en abril de 2022, mediante Decreto Supremo N° 005-2022-MIDAGRI, que aprueba el Reglamento de clasificación de tierras por su capacidad de uso mayor, vigente desde el 1 de noviembre del mismo año, corrige algunos aspectos críticos. Se incorpora la cobertura vegetal como indicador y se hace hincapié en su carácter preventivo ante los efectos del cambio climático, para evitar la degradación de los ecosistemas.

Entre los puntos incorporados al nuevo reglamento figuran que las tierras forestales y las de protección, es decir, las más vulnerables a la erosión, ya no podrán ser reclasificadas, o sea, no podrían ser entregadas para agricultura o pastoreo; la reclasificación no procede cuando se haya realizado un desbosque no autorizado, e incorpora como línea base para las evaluaciones forestales la cobertura documentada, con imágenes de satélite y otros medios.

En el Perú, el título permite al agricultor deforestar hasta el 70% de las áreas adjudicadas, manteniendo el 30% con la vegetación original. Eso rara vez se cumple y es común ver extensas áreas con apenas uno o dos árboles en medio de campos que sufren por el sol inclemente de la selva.

Las campañas de titulación de agricultores en tierras forestales son una práctica común. El proceso desordenado de asentamiento en la Amazonía peruana ha requerido constantemente de estos esfuerzos de regularización de la propiedad de la tierra que, muchas veces, han significado también la oportunidad para el tráfico de tierras. Cientos de personas han sido estafadas por traficantes y otras miles han usado estos mecanismos para acaparar tierras a nombre propio y de testaferros. Los casos descritos por instituciones y medios de comunicación, como  OxfamMongabay  y el portal noticioso La Mula.

La titulación es también un mecanismo para validar otras formas de acceder a la madera de los bosques. Un titular de un predio puede solicitar un permiso para extraer madera de su predio. En Tierra Blanca, según lo que relatan los menonitas, reportes periodísticos y funcionarios del sector Justicia, los menonitas compraron tierras que habían pasado por ese proceso. 

Una empresa maderera ‘facilitó’ la titulación de predios para diversas personas, las cuales a su vez tramitaron permisos de extracción forestal. La tierra quedaba como activo de la empresa mientras esta saqueaba la madera, de forma poco transparente e irregular. En opinión de la abogada ambiental Ashley Mamani, al haber un vacío legal, estos actores se aprovechan y realizan estas acciones. Otra vez, la incongruencia de las normas permite el saqueo del bosque.


La Fiscalía investiga si la modalidad de acceso de los menonitas a propiedades en la Amazonía está vinculada al tráfico de tierras. Imagen de Hugo Alejos.

Por lo examinado del caso de los menonitas de Masisea, en Ucayali, estos parecen haber usado el mismo circuito de tráfico de tierras, sólo que, esta vez, se asentaron en tierras de tres comunidades nativas. El tráfico de tierras estuvo nuevamente en acción y los nombres de los implicados, vinculados con el poder político y a las autoridades agrarias regionales, se repiten. Exalcaldes, regidores y funcionarios de la Dirección Regional de Agricultura están implicados en estas acciones.

El nombre de Isaac Huamán Pérez, ex Director de Agricultura de Ucayali, aparece constantemente en las denuncias de tráfico de tierras en Ucayali. Marden Contreras, exalcalde de Masisea, entre otros, aparecen implicados en la compra venta de los terrenos en el caso de Masisea. Por su parte, la defensa de los menonitas plantea que fueron estafados. La tesis fiscal señala que es tráfico de tierras forestales y afectación de formaciones boscosas.

¿Son los menonitas víctimas de una trama de tráfico de tierras o son responsables de estos delitos? El poder judicial en el Perú tendrá que tomar la decisión, aunque la evidencia y los antecedentes de los menonitas en toda Latinoamérica se inclina por la segunda opción. La incompatibilidad del actuar menonita con las normas nacionales y el buen uso de las tierras amazónicas es evidente.

De acuerdo con el Procurador Especializado en Materia Ambiental, Julio Guzmán, la modalidad de acceso a los terrenos ocupados por los menonitas está vinculada a mecanismos de tráfico de tierras, que corresponden a delitos en los que ellos son sólo receptores. Sin embargo, los menonitas sí estarían incurriendo en actos ilícitos al saber que la deforestación está prohibida. 

“Al iniciar un primer proceso contra ellos, podrían alegar que no sabían de la legislación peruana. Sin embargo, al repetir estos actos, no pueden alegar ni desconocimiento, ni falta de una advertencia. Estos son actos dolosos que, acabada la investigación, irán a juicio”, señala Guzmán. El Procurador Guzmán señala también que “la legislación ha creado incentivos perversos que promueven la deforestación, al incorporar las mejoras (es decir, la deforestación para implantar agricultura o ganadería), como requisito para la titulación”.


La deforestación de grandes áreas en la Amazonía, como las que ocupan los menonitas, ha sido posible gracias a que han sabido aprovechar la legislación peruana. Imagen de Hugo Alejos.

Hay una iniciativa legislativa observada por el Ejecutivo, pero con pedido de aprobación por insistencia de parte de la Comisión Agraria del Congreso. La mencionada comisión está presidida por la congresista Nelzy Chacón Trujillo, integrante de Fuerza Popular, y pretende modificar la ley forestal y debilitar el proceso de ordenamiento forestal, al señalar en su única disposición complementaria final lo siguiente:
 
Los predios rústicos con título de propiedad o constancia de posesión, emitidas por autoridad competente hasta la entrada en vigencia de la presente ley o estén dentro de los alcances de la Ley 31145, Ley de Saneamiento Físico – Legal y Formalización de Predios Rurales a Cargo de los Gobiernos Regionales, contarán con la clasificación de tierras por su capacidad de uso mayor (CTCUM) para desarrollar cultivos en limpio, permanente o pastos; y estarán exceptuados del cumplimiento de las reglas sobre cambio de uso a que se refiere el artículo 38 de la Ley 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, siempre que en esas áreas estén desarrollado exclusivamente actividades agropecuarias con anterioridad. 

De acuerdo con la abogada Mamani, con esta modificación aun pendiente de aprobación, se permitiría la legalización de todas las ocupaciones ilegales agrarias, pecuarias y agroindustriales en la Amazonía. La norma es promovida por intereses empresariales (el lobby de las empresas de palma y cacao, que enfrentan varios procesos por deforestación y cambio de uso no autorizado) y con fines populistas. Esto se suma al poco avance del Ministerio del Ambiente (MINAM) para determinar las áreas zonificadas con el fin de garantizar el ordenamiento territorial.  

“…el artículo 25 de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre (Ley 29763) señala que el objetivo de la zonificación forestal es garantizar el uso sostenible de los suelos y de forma obligatoria. Que, a su vez, dicha disposición complementaria, iría en contra del artículo 37 de la Ley 29763, donde claramente señala la prohibición de cambio de uso mayor de tierra, toda vez que existen procedimientos previos para realizar dicho cambio”, señala la abogada Mamani.

Según José Capella, de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, “Lo que hace esta disposición complementaria única final, que ingresó de contrabando, es que quienes hayan deforestado se salten el marco legal actual. Un artículo de la modificación de la norma señala que esas tierras ya serían aptas para actividades agropecuarias”, explicó.

El sistema legal peruano ha dejado muchos espacios (vacíos e interpretaciones legales) para que la deforestación de grandes áreas, como las que ocupan los menonitas, los israelitas del Nuevo Pacto Universal o empresas de palma aceitera o cacao, se mantenga impune. Hecha la ley, hecha la trampa, como se dice con frecuencia en Perú.

Con la colaboración de Hugo Alejos y Victoria Carlos

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